martes, 8 de mayo de 2007

Parlamento del Mercosur

Este lunes quedó inaugurado el parlamento del Mercosur.

Son muchos los que consideran que este paso permitiría solucionar problemas económicos y políticos (incluyendo el conflicto entre Argentina y Uruguay por las plantas de celulosa).

El parlamento quedó inaugurado en la sede del Congreso uruguayo, con el objetivo de "representar a los pueblos" bajo el respeto de la pluralidad ideológica y política.

El organismo estará integrado por 18 legisladores de Argentina, Brasil, Paraguay, Uruguay y Venezuela (este último con voz pero sin voto).

Momentaneamente los parlamentarios serán electos por cada congreso, estableciéndose que a partir del 2010 se elegirán por la ciudadania.

En opinión contraria el ex presidente Luis A. Lacalle, del partido Nacional, dijo en una columna en diario "El País" el lunes que esta conformación del Parlamento "representa un gran paso atrás de nuestro país, del que nos arrepentiremos si no reaccionamos".

Explicó Lacalle que "no conviene a los intereses de nuestro país el asociarse políticamente con otros, en una organización en la que seremos siempre minoritarios, que nos vincula con Venezuela, Brasil, Argentina y Paraguay más allá de lo comercial que es lo que nos interesa".

Es por esta y otras razones que se presentará ante la Suprema Corte de Justicia una denuncia de inconstitucionalidad del organismo porque la Constitución uruguaya no "prevé una elección directa de este tipo".

Sostienen que la ley que ratificó el protocolo constitutivo incorpora al Derecho uruguayo normas que significan modificaciones sustanciales a la Constitución del país.

En la inconstitucionalidad se incluye la convocatoria de los ciudadanos uruguayos para participar en elecciones no previstas por la norma legal fundamental del país.

También se destaca la violación al artículo 82 de la Constitución, que establece que en Uruguay, a través del cuerpo electoral y de los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial, se establece la representación de la soberanía popular.

Pese a la clara inconstitucionalidad de dicho organismo habrá que esperar la resolución de la Suprema Corte de Justicia para en definitiva saber si Uruguay integrará el parlamento del mercosur.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola Claudia.
El parlamento de Mercosur, acelera la llamada Unión Suramericana. Se están creando dos bloques en Suramérica, ¿ cómo harán para consolidarlos ?, por un lado Mercosur y por otro los países que van a tener TLC con USA como Colombia, Perú, y Chile.
¿ Tendría que reformarse la Constitución uruguaya para la elección del parlamento de Mercosur ? en Colombia, sí sucediera algo similar, creo que también habría que reformarla.
Bueno, muy interesante este tema.

Claudia dijo...

Hola Francisco.
Gracias por el comentario.
Va a ser muy difícil que logren consolidar los dos bloques y ahí el problema con Uruguay ya que nosotros queremos (aparentemente) participar en ambos.
Respecto a tu pregunta, creo que debería reformarse la Constitución para poder incorporar este organismo, y justamente ese es el problema de inconstitucionalidad con el que nos encontramos.
Este parlamento derogaría en forma indirecta la Constitución y eso no es posible.
Nuestra Constitución requiere un proceso muy complejo para su reforma y se aclara que solo de esta forma es posible la misma.
De todas maneras hay que esperar la resolución de la Suprema Corte, quien en definitiva decidirá la cuestion.

Anónimo dijo...

LA CAMPAÑA CONTRA EL MERCOSUR EN PARAGUAY
(Por Luis Agüero Wagner- http://luisaguerowagner.zoomblog.com)

ITAIPÚ, SUPUESTA MANZANA DE LA DISCORDIA

Por estas fechas me resulta irresistible emitir un comentario sobre lo elástico que resulta el tema de Itaipú para cierta prensa paraguaya con delirios de poder paralelo, y agradecería infinitamente se me permita expresarlo por este medio. Primero, debo decir que resulta lamentable el espectáculo de ciertos políticos pusilánimes exhibidos cual trofeo del señor Aldo Zuccolillo cuando se allanan a seguir su línea editorial contra el Mercosur, buscando instrumentar el tema de las hidroeléctricas para crear disturbios en el bloque regional, como si nos faltaran problemas en el país y el subcontinente. Y tanto más notorio el triste papel de títeres al tratarse de medios de comunicación bien conocidos por sus vinculaciones directas e indirectas con intereses imperiales extranjeros a la región, y su anacrónico Maccarthismo que pareciera ignorar que la guerra fría finalizó hace casi dos décadas.
Resulta realmente lamentable ver en ese papel a tribunos con auténtico predicamento político como Miguel Abdón Saguier, o a supuestos izquierdistas como Ricardo Canese.

En segundo lugar, debería discernirse que ni los gobiernos de Brasil o Argentina son responsables del inmediatismo de algunos líderes políticos paraguayos, por demás carentes de legitimidad e invalidados como interlocutores desde un principio, cuando estos posponen renegociaciones a cambio del metal envilecedor imprescindible para comprar conciencias durante sus campañas políticas. Quienes no tenemos una memoria dependiente de las dádivas de la publicidad oficial, ni tenemos motivos para defender a actores de reparto que se dedican a seguir la línea editorial de la patria periodística para aparecer en sus espacios, todavía tenemos fresco el recuerdo del viaje del senador Carlitos Filizzola Pallarés a Brasilia en diciembre de 2005, supuestamente para hablar de la renegociación de Itaipú, pero en la vida real para claudicar ante Lula, y traer a su jefe Nicanor 20 millones de dólares para financiar su campaña en la interna colorada contra el señor ODD, con quien se había repetido en el 2002 el robo que se perpetró contra Argaña en 1992/93.

En tercer lugar, que no tienen autoridad moral para censurar el entreguismo de ningún gobierno quienes albergan en sus filas a notorios voceros de coacciones externas desnacionalizantes pagadas por embajadas extranjeras.

Sin negar que cualquier tratado internacional es pasible de exhibir defectos de forma y contenido, difícilmente pueda aceptarse el papel de censor de una prensa fabuladora, sin autoridad moral ni compromiso con la verdad, que jamás ha pretendido ocultar sus tendencias socialdarwinistas y ultraderechistas al enfocar temas económicos y políticos, su hipocresía a la hora de condenar una dictadura que alabó por décadas, ni tampoco su ocasional visión legionarista y anti-nacional de la historia paraguaya en el enfoque de sus momentos culminantes. Aunque lleve décadas disfrazando de nacionalismo sus incontenibles afanes de convertir Itaipú en la manzana de la discordia del Mercosur, al tiempo de erigirse en abogada de expoliadores intereses extranjeros -eventualmente brasileños- que operan en el país prometiendo redimirlo, presentándose fraudulentamente como voceros de los intereses generales de la sociedad.

Ya dijimos que los políticos necesitan de la prensa para hacer conocer al público que están constantemente defendiendo causas nobles, aunque sean muy magros los resultados de su accionar, sobre todo porque la cobertura periodística no abarca todos los azimuts del espacio, y las buenas intenciones pareciera que no existen si no están los fotógrafos. Este hecho invariablemente se repite en el caso que nos ocupa.

Bien haría el señor Zuccolillo en historiar el tratado de Itaipú sin omitir a sus íntimos que participaron de las mieles del negocio, ni tampoco olvidar que el tan cuestionado acuerdo pudo firmarse gracias a la legitimidad que dieron a Stroessner sus grandes amigos y asesores (?) en temas políticos como los hermanos Levi Rufinelli.

Del mismo modo que sería deseable que nuestros negociadores en temas como Itaipú exhiban mayor patriotismo y sean intransigentes a la hora de defender los intereses nacionales, algo que no está en discusión, tampoco estaría demás que ciertos políticos y parlamentarios de la oposición demuestran una mayor autonomía de pensamiento y originalidad a la hora de elegir sus reivindicaciones, que cada vez aparentan más ser campañas auspiciadas por ciertos diarios. Para colmo, justo los que están habituados a las más bochornosas campañas contra la verdad.

LUISAGÜEROWAGNER

 
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